miércoles, 30 de diciembre de 2015

martes, 1 de diciembre de 2015

Caravana (15) Comienzos de julio 1967


     
     


   
      De pie en las escaleras de la caravana, el sol va dibujando círculos de luz sobre mis párpados cerrados. Aún no he terminado de despertar del sueño que esta noche ha rematado un viaje largo y definitivo, mi conciencia está intentando completar la última etapa del regreso cuando una voz magenta me hace abrir los ojos. Rick sonriendo.
  
      - ¡Hola, Nar! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Dónde te habías metido?
      - Larga historia... Digamos que he andado peregrinando por un par de sitios, regresé anoche. ¿Qué tal vosotros?
      - Todo bien, disfrutando del verano y cada vez más del sótano. Estamos en buena onda, con Dylan inspiradísimo, pariendo ideas sin parar... Anteayer me volvió a pasar una letra casi terminada: „Métele ritmo“, dijo, y en eso ando ahora.
      - ¿Y de qué va?
      - Pues la verdad es que no sé si lo tengo del todo claro... Bueno, son estrofas que le hablan a un „tú“ y se van montando alrededor de una rueda en llamas a punto de explotar. Yo intento apoyar con el bajo esa sensación de peligro inminente, para que él la cabalgue con la voz... En fin, si te pasas por el sótano esta noche podrás escuchar a qué va sonando de momento todo eso.
      - ¿Y qué dirá Dylan si vuelvo a aparecer por allí?
     - Nada, supongo: tienes la suerte de haberle caído bien. Sí, a veces pasa, ¡no pongas esa cara!
      - ¿Cómo puedes estar tan seguro?
      - Bueno, el otro día preguntó por ti... Y una vez le oí decir que tienes „la actitud adecuada“, que se nota que también tú prefieres „las noticias antiguas“.
      - ¿A qué se refería?
      - Mejor se lo preguntas a él: ahí viene.

      Dylan está cruzando la puerta de la cocina. Se detiene unos segundos en el umbral, como si buscara algo, o a alguien. Mientras camina hacia la caravana, las gafas negras impiden seguir el rastro de sus ojos.
                                                                                                                                                                                   

domingo, 27 de septiembre de 2015

¿Qué pasa con 65-66? Back Pages–Cuaderno marrón–Finales de septiembre 1967




A veces no basta con saber el significado de las cosas.


A veces tenemos que saber también lo que las cosas no significan.





                         Dejé   de   tratar   de   entenderlo   todo   hace   mucho   tiempo.



domingo, 6 de septiembre de 2015

Back Pages - Cuaderno marrón - Comienzos de julio 1967





Nuestras conclusiones
                                  deberían ser
                                                             más drásticas    .  .  .



               .   .   .     ¿  No  vas  a  venir  a  ver  /  me  /  nos
                                                                  e n    e l    s ó t a n o
                                                                          o t r a    v e z   ?









sábado, 29 de agosto de 2015

C r ó n i c a








Una entrada en este blog

es como un sueño,

y tú intentas hacerl@s realidad.



Son como países extraños

en los que tienes que entrar.

¿ Q u i é n   d i j o   e s o ?









domingo, 12 de julio de 2015

Presente (X) Final de la gira española 11.7.2015




  
      
Y ayer dijiste
en español



"  V E I N T E    M I N U T O S  "



y luego sonreíste


antes de desaparecer 
marchándote hacia el norte
 

But, sooner or later, one of us must know
[...]
 
 
 
 
 
 
 

viernes, 3 de julio de 2015

Presente (IX) – Gira española julio 2015







Comienza la apuesta : salgo hacia España.

La caravana del pasado viaja al presente:
paradoja sobre ruedas, detiene el tiempo desplazándose en la estela.

Barcelona, Zaragoza, Madrid, Granada, Córdoba, San Sebastián,
seis lugares de este a norte, mapa que dibuja la silueta de un pájaro;
ocho días de verano,
calendario sólo de domingos.

Los emisarios ya han sido enviados,
el regalo lo llevo conmigo:
voy a cambiarte tu cuaderno por un libro con letras de espejo,
cada concierto por la fe del milagro.

Deseémonos buen viaje.


 



domingo, 21 de junio de 2015

Back Pages - Cuaderno marrón - Spanish Song



S P A N I S H      S O N G







Melodía de Ramona
Añoranza de las botas de piel española
Enigma de Spanish Mary

:

Mezclar a partes iguales
y atreverse a gritarlo
en espanglish

~

Ganar una apuesta en España, Nar :

cambiar de lugar el paisaje
+
mover de fecha el momento






jueves, 11 de junio de 2015

Caravana (14) Finales de junio 1967




     

     Desde el interior de la caravana, veo llegar a Dylan en un Chevrolet azul cobalto. Afino una vez más la Ibáñez y dejo pasar un buen rato antes de dirigirme al sótano. Desde lo alto de la escalera les escucho tocar un par de canciones, reuniendo fuerzas para iniciar el descenso. Respiro hondo y comienzo a bajar, como si me sumergiera. Rick es el primero en verme, me saluda sonriente antes de haber alcanzado el último peldaño.

      - ¡Hola, Nar! Mola, te has traído la guitarra.

     Dylan está de espaldas, hablando con Garth, tarda como un largo minuto en volverse hacia mí.

      - Vaya, la famosa Salvador Ibáñez, parece que al final va a resultar cierto lo que contaban estos tíos ...

     Levanto el instrumento con la mano izquierda, con gesto de tendérselo. Él no se mueve del sitio, se limita a preguntar con sorna:

      - ¿Eres sólo coleccionista, o también sabes tocarla?
     - Bueno … Dicen que no se me da mal del todo. Y sí, tengo varias guitarras, pero ésta es mi preferida. La gané en una apuesta, hace muchos años, en España.
      - Eso suena a una buena historia... Nos la cuentas otro día, ¿vale?, ahora mejor escuchamos cómo suena esa Ibáñez. Vamos a seguir con las canciones que nos habíamos propuesto hoy -antiguas, misteriosas y hasta trágicas, esa onda... ¿Te sabes ésta?

      En una acústica de doce cuerdas comienza a rasguear una melodía por la que navega un ballenero que conozco bien: Bonnie Ship the Diamond. Le contesto uniéndome a ella y un veloz gesto de sorpresa recorre su cara. Sin mediar palabra, mira a la banda indicándoles que nos sigan, y cada uno se va uniendo con su instrumento, excepto Richard, que se queda sentado en silencio frente a la batería. La emoción de escucharnos juntos subidos a ese barco es tan intensa que a punto estoy de perder el compás cuando Dylan -su voz, enardecida- aborda por segunda vez el estribillo:


                                                     So it's rise up my lads
                                       Let your hearts never fail
                             When that bonnie ship the Diamond goes 
                                               Fishin' for the whales


     Al terminar, Bob me mira durante unos segundos ladeando la cabeza. Rick sonríe, levantando el pulgar. Puesto en pie junto a la batería, en silencio, Richard hace una foto.


     Desde los periódicos, hace meses que naves espaciales como banderas despegan compitiendo por alcanzar la luna. Desde el sótano, esta tarde, a bordo de su barco, yo acabo de pisarla.





viernes, 5 de junio de 2015

Caravana (13) Finales de junio 1967





      Hace un rato Rick ha venido a anunciarme que esta tarde puedo volver a bajar a escucharles en el sótano. Nos hemos sentado delante de la caravana, sobre una manta extendida en el suelo, y mientras tomábamos café me ha estado contando que andan ocupados con una serie de temas tradicionales de Irlanda y de Escocia, también unos cuantos del enorme repertorio norteamericano -Canadá incluida, puntualiza-, y cómo él flipa metiéndoles el bajo a melodías que a veces tienen varios siglos y sobre las que Dylan va probando arreglos que no siempre a todos les resultan fáciles de seguir. Yo le he dejado hablar, como si no supiera ya gran parte de lo que me cuenta por haber estado escuchándolo a través de las ventanas abiertas del sótano.

      - A veces le apetece probar con la acústica de doce cuerdas, o dejar que Richard maneje la percusión al azar o se ponga con la lap steel, una Rickenbacker que suena de la hostia. Por cierto que, hablando de guitarras, el otro día Bob no se quería creer que tienes una de Salvador Ibáñez, pensaba que era una broma nuestra. Decía que no puede ser una original, que si lo fuera no la llevarías como si tal cosa en esta caravana que la mitad de las veces se queda con la puerta abierta. Y, ¿sabes?, cuando dice cosas como esa yo me quedo pensativo... No me las imagino en su boca hace un par de años. A veces me parece que el tiempo lo está volviendo un poco más desconfiado, no sé...
      - Bueno, si es así él tendrá sus razones, ¿no crees? -digo en un tono entre respetuoso y sonriente-.
     - Sí, supongo... -responde Rick sin mirarme, mientras con una pequeña rama que acaba de arrancarle a un olmo va dibujando algo sobre la tierra húmeda. Un silencio reflexivo nos une durante un buen rato, hasta que de pronto me oigo decir:
      - ¡Tengo una idea! ¿Qué te parece si esta tarde bajo al sótano con la Ibáñez?
      - ¡Cojonudo! -la carcajada de Rick le ilumina la mirada-. ¡Ya verás los caretos que van a poner Dylan y Robbie...! Venga, seguimos después, que ahora tengo que bajar al pueblo a reponer provisiones. Hasta luego.

      Se levanta de un salto y sale corriendo hacia uno de los coches aparcados frente a la casa rosa. Sobre la manta ha dejado la rama de olmo, y ante ella, grabado en la tierra, el dibujo de un barco que transporta un octaedro, un diamante enorme como una ballena.







miércoles, 20 de mayo de 2015

Back pages - Cuaderno marrón - Time



 


                                                                          T I M E …



                                                         You can do a lot of things

                                                         that seem to make time

                                                         stand still …



                                                                           but of course, you know

                                                                           no one can do that.



Ahora
estoy invocando esa magia
a través de la música,
desde un sótano.


En el futuro
volveré a invocar esa misma magia
a través también de las imágenes,
desde el cine

:

mi propia película para detener el tiempo

un monólogo ante una cámara
hablando de esto
treinta años después.







lunes, 4 de mayo de 2015

Presente (VII)




      He estado recordando aquella conversación con Richard la noche en que me descubrió un sabor y me inventó un sobrenombre. Compartimos, además, varias confidencias y un par de sorpresas, como la suya cuando le conté que había decidido no acudir al festival de Monterey porque la posibilidad de bajar al sótano que empezaba a abrírseme por aquellos días me resultaba mucho más trascendental. Luego he vuelto a hojear una vez más el cuaderno marrón de Dylan, y también he releído mis propias reflexiones al comienzo de este viaje en torno a las pérdidas y las despedidas, ésas que el paso del tiempo ha ido tejiendo en una historia que por momentos se asemeja a un paisaje en ruinas. Habría algo indigno en soslayar el lugar desde el que se escribe, me digo, pero igualmente resultaría desleal permitir que el polvo difuminara el brillo de un tesoro compartido.

      Estoy tecleando perezosamente esta última frase -es preciso medir bien el calibre de adjetivos tan letales- cuando la pantalla del ordenador me anuncia que acaba de entrar un correo. En ocasiones, lo que quiera que sea eso que llamamos providencia es capaz de camuflarse en media docena de palabras:

       Bob Dylan on Tour : Upcoming Dates“

      Repaso el calendario y la lista de lugares, sin dejar de sonreír hasta ser consciente de que llevo un buen rato mirando hacia la ventana. Tras ella, la puerta cerrada de un garaje, y al otro lado esa caravana que brillaba con el sol de tarde en la parte trasera de Big Pink aquel verano del 67.

      Me esfuerzo en devolver la mirada a la pantalla para buscar en mis archivos Lo And Behold! La escucho con auriculares, a todo volumen. Luego, yo también cuento hasta treinta.





jueves, 23 de abril de 2015

Caravana (12) Mediados de junio 1967






     He salido del sótano y me he sentado en las escaleras de la caravana a intentar digerir lo vivido durante las últimas horas. Una luna enorme y amarilla se eleva sobre Overlook, ofreciendo a la montaña una apariencia de animal tendido a sus pies.

      En mis oídos resuenan los acordes de Waltzing with Sin: la tocaron como a mitad de sesión, dos veces seguidas sin pausa, y por momentos -lo pienso ahora, no lo percibí entonces- la voz de Dylan sonaba con un magnífico aplomo un tanto estrafalario en alguien que acaba de cumplir veintiséis años. En mis ojos han quedado talladas una serie de imágenes de hombres e instrumentos ensamblados en una camaradería que anula el mundo exterior a ese sótano, convertido por su música en un submarino sónico navegando en las aguas del júbilo. Yo he pasado allí un par de horas hipnóticas, acabo de emerger -quizá por eso me desbordan las esdrújulas-, y mi respiración aún no se ha recuperado del todo cuando escucho a mis espaldas la voz de Richard:

      - Buenas noches, Nar. ¿Que tal el viaje de hoy?
      - ¡Hola, Richard! Ha sido fabuloso. Sólo faltabas tú …
     - Bueno, me quedé arriba, durmiendo, y luego he salido al bosque a darle vueltas a mi „Upstairs, Downstairs“, ya sabes ...
      - ¿Y cómo va la letra?
    - Regular. Es difícil poner en palabras esa imagen de la incertidumbre de la que te hablaba el otro día: Dylan subiendo y bajando, y a veces como suspendido entre niveles ... Una forma suya de flotar a la que los demás sólo conseguimos aproximarnos a veces en los sueños ... Saca una guitarra, anda.
      - Vale. ¿Te apetece tomar algo?
     - Ya voy yo a por una botella y algo de papel. Vuelvo enseguida.

      Caminando con el paso a la vez inestable y ágil de sus pies descalzos, entra en la casa y regresa con una botella ambarina decorada con una cinta roja.
     - Aquí está la guitarra -le digo, tendiéndosela, al tiempo que él me pasa la botella.
      - Grand Marnier. ¿Te gusta?
      - No sé, no lo he probado nunca.
     - Pues a partir de este momento siempre estarás en deuda conmigo, ya verás -dice con convicción y cierta sorna, mientras comienza a rasguear la guitarra.

      Entro en la caravana y saco mis dos mejores copas y un poco de hielo.

      - Sírvelo tal cual, está mejor del tiempo.

    Así lo hago. Él coge su copa, se queda un momento mirándola y luego la levanta y propone un brindis:

     - ¡Por „Nar de la Caravana“, visitante casual de un sótano surreal!

     Nos reímos juntos antes de dar el primer sorbo, que me dispara en la boca una esencia densa y amarga de naranjas de otro mundo.

      - ¡Joder, qué bueno está esto! -exclamo con sorpresa.
      - Ya te lo advertí, siempre me lo agradecerás -dice apurando su vaso, sonriente. Y ahora, escucha: „Upstairs, downstairs“, versión tropecientos.

      Los cinco acordes de la interpretación que le escuché hace unos días se han adornado con arpegios y algún cambio de ritmo; el texto se ha ido concretando en torno a un estribillo que hace sonar los matices más azules de su voz. Al terminar, se queda mirando la luna, que ya ha ascendido un breve trecho sobre la montaña. No me atrevo a romper el silencio, sirvo un poco más de licor y espero a que él regrese. Cuando lo hace, enciende algo de fumar. La llama de la cerilla esclarece sus ojos sin fondo. Tras un par de caladas, eludiendo comentarios sobre su canción, me sorprende una vez más con un giro inesperado:

      - Eso que llevas al cuello, Nar ... Tenías razón, es verdad que se parece a lo mío -dice mientras se sirve otro vaso.

     Necesito unos segundos para articular una respuesta tajante envuelta en un tono benigno:

     - Disculpa, pero esta vez soy yo quien no quiere hablar de ello. No es el momento, ¿sabes?
    - No pasa nada. Lo entiendo. Mejor compartir lo bueno, ¿verdad? -dice ofreciéndome fuego y un vaso casi lleno de ese licor anaranjado y afable que -ya lo intuyo- siempre me sabrá a la añoranza de una noche como ésta.






jueves, 16 de abril de 2015

Caravana (11) Mediados de junio 1967






        Mi primera sesión termina con Bells of Rhymney. He permanecido todo el tiempo inmóvil en una esquina, mi concentración multiplicada por cuatro -dos ojos y dos oídos solidarios con esa grabadora custodia de un tesoro-, y así sigo cuando Dylan decide dar por terminada la velada.

      - Lo dejamos por hoy -dice mirando a Garth, mientras se descuelga la guitarra-. Bien ese bajo, Rick. Y tú qué, Nar, ¿cómo lo has llevado?
     - ¡Disfrutando de principio a fin! ¡Vaya viaje, del Big River a Gales, pasando por una prisión de California! Gracias por dejarme compartirlo.
    - Prefiero no tener público en el sótano, pero si prometes seguir portándote así de bien quizá puedas volver a bajar alguna que otra vez. Richard me ha contado que haces muy buenas fotos, y por tu acento supongo que has viajado desde muy lejos para llegar hasta aquí en esa caravana que brilla con el sol por las tardes. A lo mejor también tú tienes algo interesante que compartir ...
      - Bueno, ojalá …

      Sin esperar el final de mi frase, me lanza media sonrisa al tiempo que, poniéndose el sombrero, comienza a subir la escalera. Se detiene en el penúltimo peldaño, con una pregunta dirigida a la banda:

     - ¿Qué os parece si un día de estos nos ponemos con Badger Clark, tíos?
      - ¡Mola! - responde Rick mientras enciende un cigarro.
      - A Levon le encantaría - comenta Robbie.
     - Supongo … No está mal echarse de menos, a veces -concluye Dylan, que ya desaparece en la vertical de la escalera, rematada por la oscuridad de la noche.




domingo, 22 de marzo de 2015

Back Pages - Cuaderno marrón - Mediados de junio 1967






a tongue can accuse and carry bad news

and one man's joy is another man's pain

so better lock your door

and just try me plain

'cause you ain't going nowhere

not today, nor tomorrow, not again











miércoles, 11 de marzo de 2015

Caravana (10) Mediados de junio 1967






    

    Del sótano emana una luz entre marina y ocre. Me detengo unos instantes a contemplarla desde el primer peldaño de la escalera. Han terminado con Belshazzar y están decidiendo cuál va a ser la siguiente canción. Robbie menciona un par de títulos de Sun Records y Rick bromea sobre uno de ellos, mientras la guitarra acústica de Dylan se va abriendo paso entre las risas: una sucesión simple de acordes y un tarareo jubiloso en los que poco a poco van quedando ensamblados el resto de voces e instrumentos.

       Lo que escucho mientras, de puntillas, voy descendiendo hacia ellos peldaño a peldaño es una tonada como de bandoleros, acunada sobre un ritmo perfecto para ser llevado en semicírculo por una banda de camaradas que tocan al compás de un latido común. Arropados por la cualidad hipnótica de la melodía, no parecen darse cuenta de que me he sentado en una esquina y les estoy escuchando desde el suelo, con la respiración contenida y los ojos abiertos de par en par -como si estuviéramos bajo el agua, me sorprendo pensando-. De pronto, mientras lentamente van poniendo fin a la canción, Dylan se da la vuelta y me clava la mirada:

     -  Así que tú eres Nar.
     -  Sí, hola a todos -digo poniéndome en pie-. Gracias por invitarme a estar aquí ...
   - Bueno, parece ser que para instalarte fuera no te hizo falta invitación … Y esa caravana tan reluciente ya es como si formara parte del paisaje, ¿no?
     -  Espero no molestar a nadie ...
   - ¿Fuera o aquí abajo? Ya lo veremos. De momento, puedes quedarte en el suelo o pillar una silla, como prefieras. Garth, ¿preparado para grabar la siguiente? -le pregunta a Hudson volviendo a darme la espalda.
     - Todo listo -contesta Garth-. Pero ¿qué pasa con Richard? ¿Subo a buscarlo?
    - Déjalo dormir, de momento no necesitamos ni piano ni batería. Vamos a por algunas de las que comentabais antes ... ¿Qué tal si empezamos con I forgot? Pero más onda Cash que Elvis, ¿de acuerdo?

     Garth conecta la grabadora y Robbie arranca con un breve punteo eléctrico, seguido por el bajo, el órgano y la acústica dando entrada a una larguísima primera sílaba que Dylan arrastra como resignándose a la persistencia del recuerdo:


I forgot to remember to forget her
I can't seem to get her off my mind
I thought I'd never miss her
But I found out somehow
I think about her almost all the time.


The day she went away
I made myself a promise

That I'd soon forget we ever met

                                                              ...

     Y yo estoy aquí para escucharlo, con la espalda apoyada en la pared, sonriendo ... Y prometiéndome justo lo contrario.




martes, 24 de febrero de 2015

Back Pages – Cuaderno marrón – Solsticio de verano 1967







Todas estas canciones están relacionadas

Nada fuera de lo común, sólo algo natural


                                                                              -  kind of extending the walked line
 



                      N  o      s  o  m  o  s      s  i n  o      m  e  r  o  s      p  a  s  o  s


                                           La  semana  pasada
 
                                                   en  China

                                                                      un  sol  imprevisto

                                                                            brotó
                                                                                           -   rosa

                                                                                               ígnea

                                                                             en  el  desierto